Matrimonio político a la peruana
H & H: Crónica de un proyecto político familiar
Si, como reza el célebre inicio de Anna Karenina de Tolstoi, «todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada», H & H. Escenas de la vida conyugal de Ollanta Humala y Nadine Heredia es el relato de la infelicidad del poder, o de su ausencia. El libro, escrito por Marco Sifuentes, con la colaboración de Jonathan Castro, cuenta, en capítulos que se van intercalando en el tiempo, la búsqueda y el ejercicio familiar del poder. El triste ejercicio del gobierno en uno de los países que menos cree en sus políticos, en el Estado y en sus instituciones. Y que confía más en la gesta personal o familiar, aun si esto implica apelar al engaño, el juego sucio, la corrupción o la violencia.
Balzac, en Pequeñas miserias de la vida conyugal, sostenía que para ser un verdadero novelista hay que hurgar en la vida social: la novela es la historia privada de las naciones. ¿Qué pasa en un país en donde el límite entre lo privado y lo social es tenue? La nuestra es una sociedad en la que casi no se confía en los demás. La paranoia de los protagonistas del libro no es injustificada. El juego sucio es la regla. ¿Si no se confían en las instituciones, qué queda? Danilo Martuccelli, en Lima y sus arenas, describe cómo Alberto Fujimori elevó el todo vale y la cultura chicha a la categoría de práctica presidencial: «lo informal y lo transgresivo, lo chabacano y lo pendejo, lo astuto y lo sibilino que hicieron oficio de política» (2015: 216). Por lo que hemos escuchado recientemente en los audios que han provocado una nueva crisis política, poco ha cambiado. La familia es en alguna forma una protección contra este mundo. Pero, es un mecanismo imperfecto, pues acerca a pocos y termina alejando a eventuales aliados, en donde el desacuerdo se toma como algo personal o incluso como traición. Si a esto se le suma la formación militar del primer mandatario, se entiendo mejor por qué la familia alrededor del presidente Humala se fue haciendo cada vez más pequeña hasta reducirse a su expresión mínima y esencial: la pareja presidencial.
El matrimonio es, además, una institución. Una que bebe de los prejuicios de una sociedad muy conservadora como la peruana. De ahí el acierto del título, que alude a la serie y filme, del sueco Ingmar Bergman, Scener ur ett äktenskap (Escenas de la vida conyugal). En este se narra la historia de una pareja en crisis y el camino hacia su divorcio. «Finjan que se aman», le dicen a la aparentemente feliz pareja mientras les toman unas fotos en la escena inicial. Las apariencias son más importantes que los hechos. Y deben mostrar que todo está en su sitio, en medio de una sociedad machista y patriarcal. De ahí el éxito de la venenosa frase de Alan García: «la reelección conyugal». Nadine Heredia no está en su debido lugar.
La familia -o familias– soportan el peso de las decisiones y sus consecuencias. Una cuestión clave en las ciencias sociales es determinar el peso de las decisiones individuales en el devenir de una sociedad. De un lado están las condiciones sociales, económicas, culturales, ambientales que limitan el accionar de los políticos y otros actores sociales. Por otro lado, está el azar, la fortuna, que, así como brinda oportunidades, las arrebata. Una de las virtudes del texto es que atiende estas tres dimensiones. Dado que el eje del libro son el matrimonio Humala-Heredia, el peso de lo individual (o familiar) y de la fortuna dominan el relato. Pero ahí está la sociedad peruana y sus taras, interviniendo continuamente a través de los distintos personajes, principales y secundarios, de la trama. Un país con instituciones sólidas reduciría el peso de las decisiones individuales sobre el andar social. Pero, en una sociedad en donde aquellas son débiles y deslegitimadas, el peso de los actores, y sus decisiones, crece. Para bien o para mal. Es por ello por lo que, tras leer el libro, uno siente que ha sido realmente un milagro que un proyecto político familiar tan precario, no solo haya logrado cumplir los 5 años de su período, sino que lo haya hecho obteniendo avances en algunas áreas gubernamentales. Logros no exentos de limitaciones e imperfecciones. Muchos de los técnicos a cargos de los ministerios son en buena medida responsables de ello, pero sería injusto desconocer que esto es fruto de las decisiones políticas del presidente Humala y de Nadine Heredia. Hoy en día, varios de dichos técnicos son ministros o altos funcionarios del gobierno del presidente Vizcarra. Debo decir que soy parte de ese grupo, aunque no he vuelto ocupar ningún cargo gubernamental desde que renuncié al encargo de viceministro en el 2013 por mi desacuerdo con las decisiones que estaba adoptando el gobierno en mi sector.
No puedo dejar de mencionar la buena prosa del libro. El texto tiene referencias y guiños a los dos más grandes novelistas -y cronistas– del siglo XX: Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa: Cien Años de Soledad es la referencia tanto para describir la enredadera familiar de Los Humala-Heredia, como la frase final del libro. Y Sócrates –la abuela de Ollanta Humala– parece un personaje del Nobel colombiano. Por cierto, ¿tendrá algo que ver con los guardianes socráticos? Y, además de la referencia a Vargas Llosa como un actor de reparto en la trama, la redacción del primer párrafo del capítulo 12 podría pasar por un pasaje de Conversación en La Catedral. Mientras que Isaac Humala, personaje de Vargas Llosa, los aquí también. Junto con su hijo Antauro, los más notables desde el punto de vista literario.
En resumen, estamos frente a una crónica que le da sentido a la avalancha de información que inunda el día a día político del Perú, permitiendo que el lector tenga mejores armas para separar lo importante de lo banal, o de la simple mentira ¿Quiere darle un vistazo a cómo funciona la política en el Perú? Lea H & H.