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FOTO: TV PERÚ

Déjà vu invernal

Friaje y heladas: la desidia recurrente

Publicado: 2015-07-15

Cada año se repite la misma historia. Miles de peruanos y peruanas que viven en las zonas más altas del país deben lidiar con el intenso frío invernal. Temperaturas que llegan a varios grados Celsius bajo cero acompañadas de nevadas que cubren de blanco toda esta zona. Los canales de televisión repiten –casi sin diferencias– las mismas imágenes. Casas precarias cubiertas de nieve. Animales muertos de hipotermia. Los rostros de niños y niñas con la piel reseca y oscura a causa del tiempo gélido y el intenso brillo solar del día. 

Los reclamos de la población también parecen un déjà vu. La exigencia de ayuda para salvar el ganado. La falta de viviendas y abrigo adecuado. El pedido de atención médica urgente, para atender los casos de enfermedades respiratorias, en particular para los más vulnerables –los niños y los adultos mayores–. La falta de acceso a servicios públicos esenciales que harían llevadero el temporal.

La acción del Estado y de la sociedad –siguiendo la misma tendencia– repite el mismo guion. Autoridades que llegan tarde al problema. Rostros frustrados de funcionarios que quisieran hacer algo más pero que terminan dando solo explicaciones a la ineficacia estatal. Y en muchos otros casos, simple desidia. Absoluta falta de interés de los políticos y burócratas en la suerte de parte de la población más pobre y vulnerable del país. Como si no existieran. Ante ello, no faltará quien organice la colecta de ropa y víveres. “Ayuda a tu hermano del sur”, es una frase que puede resumir los mensajes que se lanzan por estas fechas.

Y aunque toda ayuda es bienvenida, repartir chompas y frazadas a la población altoandina equivale a distribuir paraguas en una zona lluviosa. Alivia la dificultad inmediata, pero no resuelve los problemas de fondo. ¿Es sostenible y segura la actividad humana a más de 4,000 metros de altura sobre el nivel del mar? Sí. Es posible. Pero no bajo condiciones de mera subsistencia. Muchos países se han desarrollado en áreas con durísimos inviernos. Incluso en zonas cercanas al círculo polar. Pero esto no ha sido simple, y ha implicado tanto fuertes inversiones como presiones sobre las actividades tradicionales.

El Ministerio de Agricultura y Riego ha informado que son dieciocho millones de nuevos soles los que se han destinado a acciones de prevención y atención ante las heladas y el friaje, especialmente en la sierra sur. Ha adquirido ocho mil kits veterinarios para atender a 800 mil alpacas, 121 000 unidades de heno para alimentar a un millón de alpacas, kits de semillas para atender a 2,500 hectáreas para asegurar los alimentos de los animales, 28,000 kits de semillas de pastos y 111,000 kits de abono foliar. El Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social, por su parte, ha tomado acciones para asegurar que los programas sociales sigan llegando a la población afectada por el frío. Y el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, que ha estado en el ojo de la tormenta –literalmente–, ha distribuido kits de abrigo. Todo muy loable. ¿Pero todo esto resolverá el problema?

La cuestión es que estamos frente a un campo en el cual son indispensables políticas territoriales y de promoción del desarrollo rural. Pero son estas precisamente áreas de acción del Estado insuficientes en nuestro país. Es el resultado de una visión que rechazó la intervención activa del Estado en la promoción de las actividades productivas. Esto debería cambiar. He aquí un tema para el próximo gobierno. Es la única manera de poner fin a esta fría historia circular de abandono, olvido y frustración.

Columna publicada en Diario 16.


Escrito por

Ivan Lanegra

Enseño ciencia política en la PUCP y en la Universidad del Pacífico. Tras 20 años en el Estado, intento escribir con simplicidad sobre él.


Publicado en

Ensayos de Estado

Textos breves sobre política, Estado y gestión pública